martedì, ottobre 11, 2005

cometer un gran error, un pequeño paso en falso provocado por un contexto de debilidad emocional -quizás- que dará lugar irremediablemente a otros cientos miles de pasos en falso dados conscientemente, notar el cuerpo hundirse en el fango templado hasta cubrirnos los ojos y aún así continuar la inmersión sin intentar evitarlo, hasta la hora de la ansiada mas no rogada salvación. el regreso al paraíso que no es más dulce que la muerte en vida. y después, la condena. el pago de las deudas día tras día, los acreedores que nunca se sienten complacidos, la paz que no llega, las facturas de la hipoteca encima de la mesa, bajo la luz del flexo. el timbre, de nuevo, el cobrador del frac.