venerdì, marzo 24, 2006


La cabeza no siempre se mantiene unida al cuerpo. En ocasiones, pesa demasiado y se cae. Entonces empieza a rodar y durante días permanece despegada. Hasta que las manos dan con ella y la colocan sobre el cuello y todo parece normalizarse. Pero nada vuelve a ser igual, las experiencias que han vivido cada una de las partes durante la separación impide que las cosas sean como antes. La cabeza soñará por siempre con recuperar su libertad.