martedì, marzo 28, 2006

Le conocía sin conocerle sólo porque le espiaba. Y observándole por la noche y leyendo lo que escribía por el día creí estar más cerca de él aunque no le entendiese. Pero me gustaba, no sólo porque me gustaba su aspecto y porque siempre me sonreía, sino porque parecía interesante. Aunque me fui desencantando cuando descubrí que más que especial era directamente raro, sin eufemismos. No recuerdo cuando empezamos a hablar ni porqué de repente salíamos juntos, pero sí recuerdo la sensación que tenía de que estaba empezando una historia sin futuro, y de porqué esta vez tampoco me había dado cuenta hasta que se había hecho demasiado tarde.