giovedì, novembre 16, 2006

albergar la esperanza de que las cosas mejoren es lo único que nos ayuda cuando pasamos por una mala época.
los peores momentos son aquellos en los que nos sentimos impotentes porque las desgracias que nos suceden no dependen de nuestra propia voluntad sino de la de otros, o de circunstancias externas, y entonces ser feliz es mucho más difícil.
pero en la alegría también influyen factores tan obvios como sentir cerca el calor de la gente a la que queremos o hacer lo que en realidad nos apetece, porque no siempre es fácil conciliarlo, especialmente cuando no sabemos exactamente qué es lo que estamos buscando y lo que en realidad nos gustaría hacer.
sí, viajar. pero no se puede viajar eternamente. o sí. los viajes implican soledad y ésta, a veces, pesa. pero a la vez suponen una manera de evadirse de la realidad cuyos efectos no tienen nada que envidiar a las sustancias más nocivas.
hay personas que no merecen que otros le quieran porque no saben querer. siempre he pensado que cuando alguien ama a una de estas personas no sólo no consigue hacerla feliz sino que se volverá alguien desdichado. y las personas que hacen desdichada a la gente que les ama, no se merecen ni un solo mimo, ni un triste beso. y si el mundo fuese justo habría alguien a su lado para pisarles fuerte la cabeza cuando les doliese. pero el mundo es desigual, dios parece no existir y todos los tontos tienen suerte.

2 Comments:

Anonymous Anonimo dice cuenta comenta...

Enséñale a amar a aquel que no sabe y seréis dos personas felices en vez de una.

9:11 AM  
Blogger questasera dice cuenta comenta...

la experiencia demuestra que hay cosas que si no se aprenden antes de una cierta edad ya no se aprenden.

6:39 PM  

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