venerdì, aprile 17, 2009

Fuera está lloviendo. Por la ventana de la habitación resbalan las gotas transparentes y se vislumbra un cielo gris. Aquí dentro no hay nada, ni nadie excepto yo misma tecleando delante del ordenador. Es uno de esos días largos, aburridos e insípidos. Es un día vacío como tantos otros. Estoy desganada, y los minutos parecen prolongarse, no pasan las horas. Ansío que llegue la noche, para así poder meterme entre las sábanas y finjir que duermo. Me aburro, y no sé qué hacer para evitarlo.